Fiesta y pasión en el clásico correntino
(Domingo 25 de junio de 2017). La histórica final de Conferencia Norte de la Liga Nacional de Básquetbol (LNB), que enfrenta a los dos equipos correntinos, tuvo su tercer cotejo enmarcado en lo que fue una gran fiesta en el estadio José Jorge Contte.
El clásico correntino, en el más alto nivel del básquet argentino, cobró mucha más importancia que veces anteriores, debido a que se trata de una final de conferencia. Y esto se vio reflejado anoche en el “estadio de los sueños”, no solo en lo deportivo, sino en la fiesta que rodeo a tan grande evento.
Si bien, Regatas está acostumbrado a encuentros claves de máxima relevancia, donde no solo asisten multitud de hinchas remeros, sino amantes del básquet u otras personas que sin tener mucho conocimiento del deporte, no quieren perderse lo que significaría esto, el sábado por la noche se vivió algo especial en el club del parque Mitre.
Una hora antes del inicio del partido ya se podía sentir lo que se iba a vivir en la gran fiesta del básquet correntino. En el parque Mitre se percibía el ambiente de alegría, ansias y pasión, con la hinchada de Regatas coreando sus canciones, con los fanáticos de ambos clubes cruzando el parque para ingresar al estadio. Se pudo observar a muchos realizando el mismo ritual de cada partido, algunos comprando Chipá Mbocá, otros comiendo los populares choripanes de Juan Carlos.
Por otro lado, ya se veía mucha gente dentro del estadio. Y las banderas con frases de amor al club colgadas, los fanáticos (de ambos equipos) vistiendo los colores que los llenan de pasión, y muchas familias, fueron los actores principales de la previa de lo que sería el histórico clásico. Un poco más cercanos a la hora del inicio, algunas comparseras de Ará Berá ingresaron a la cancha para bailar y sambar. Al principio lo hicieron al ritmo de su escuela de samba, pero luego esta se vio opacada. Toda la gente que estaba en la cancha unió su voz para cantar de forma ensordecedora, algo que decía “parque mi buen amigo… te alentaremos de corazón”.
Ya a las 21, la hora del salto inicial, no se veía lugar vacío alguno. La popular estaba colmada, no entraba ni un alfiler, como dice el dicho, y en las plateas no parecía haber una butaca libre. Ya se podía vivir y sentir de lleno lo que era el clásico correntino, que como había dicho días antes Eduardo Tassano, ambos clubes querían conseguir que este sea el clásico más importante de la Liga Nacional. Y pensándolo bien, por convocatoria, fervor popular y por lo deportivo, no está muy lejos de serlo.
Los visitantes ubicados en la tribuna Julio Osvaldo Ceballos, a pesar de ser minoría, se hacían escuchar coreando canciones. Enfrente, en la tribuna de los Hermanos Cattaneo, la hinchada de Regatas respondía con sus canciones, y así, además del básquet, se armó otro duelo, el de las hinchadas. Ambas competían tratando de cantar lo más fuerte posible para hacer llegar a sus jugadores el aliento.
También tuvo su protagonista el Fantasma, la mascota del equipo, quien en cada partido logra divertir y entretener al público. En el entretiempo hubo otro show de la “universidad del sonido”, para así asociar el deporte, con otra de las pasiones de corrientes, el carnaval.
Además de todo esto, el partido en si fue apasionante, y el festejo fue para el equipo local, por lo que fue un gran espectáculo por donde se lo mire. Y así, de esta forma se vivió el clásico, la fiesta del básquet correntino, donde por sobre todo reino la pasión y la alegría.
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